terça-feira, 21 de julho de 2009

Jiddu Krishnamurti


Jiddu Krishnamurti

Pláticas en Chile, 1935

Santiago, Tercera plática, 8 de septiembre 1935

Pregunta: ¿Qué tiene usted que decir con respecto al tratamiento que se da a los delincuentes?

Krishnamurti: Todo depende de quiénes sean los que usted llama delincuentes. Una persona con trastornos patológicos no es un delincuente y resulta insensato encarcelarla. Necesita atención y cuidado médico. Una persona que roba con deliberación, por lo general es calificada de delincuente. A menos que sea un caso patológico, roba porque hay una insuficiente satisfacción de sus necesidades vitales. ¿Qué sentido tiene, entonces, convertirla en delincuente arrojándola dentro de una cárcel? Es el resultado de condiciones económicas crueles, absurdas y explotadoras. No es el verdadero delincuente, sino que lo es todo el sistema de codicia que crea al explotador.

Hay todavía otro tipo de hombre al que también se califica de delincuente; sus ideas, por ser verdaderas, se vuelven peligrosas, y ustedes se libran de él enviándolo a la cárcel o matándolo.

Mediante su propia acción, o bien uno crea las condiciones que dan origen al así llamado delincuente, o destruye aquellas limitaciones que ocasionan dolor.

Pregunta: Se dice que usted es un agente del gobierno inglés, y que su discurso contra el nacionalismo formo parte de un vasto plan de propaganda dirigido o mantener a la India sojuzgada y dentro del Imperio Británico. ¿Es eso cierto?

Krishnamurti: Me temo que no es cierto. Es más bien absurdo que, cuando uno dice lo que piensa al respecto, le digan que es agente de alguna causa o algún país. (Risas) Para mí, el nacionalismo, ya sea en Chile, Inglaterra o la India, es destructivo. Separa a los seres humanos, causa muchos males. El nacionalismo es una enfermedad terrible. Cuando digo esto, aquellas personas de otros países que tienen intereses creados aquí o en cualquier país que no sea el propio, están muy de acuerdo; y aquéllas para quienes el nacionalismo es un instrumento de explotación de su propio pueblo, se muestran muy contrarias a ello. El nacionalismo es, al fin y al cabo, un sentimiento falso estimulado por intereses creados y usado para el imperialismo y la guerra.

Pregunta: Lo que usted dice contra el nacionalismo, ¿no es perjudicial para el bienestar de las naciones más pequeñas? ¿Cómo podemos nosotros, en Chile, abrigar la esperanza de mantener nuestra integridad y nuestro bienestar nacional, a menos que nos sintamos intensamente nacionalistas y nos defendamos contra las naciones más grandes que buscan controlamos y dominamos?

Krishnamurti: Cuando usted habla de sostener su integridad y bienestar nacional, quiere decir desarrollar su propia clase particular de explotadores. (Risas) No piense desde el punto de vista de Chile o de cualquier otro país; vea a la humanidad como algo total.

Ayer, mientras paseaba por el campo, había una hermosa puesta del Sol. Las montañas y la nieve fulguraban puras, bellas. Un labriego, literalmente en harapos, pasó junto a nosotros. Algunos poseen dinero como para vivir cómodamente y disfrutar del lujo y la belleza de la existencia; otros tienen que trabajar de la mañana a la noche desde la más tierna edad hasta que mueren, sin tiempo libre, sin esperanza alguna. En todos los países permitimos esta crueldad, este horror. Hemos perdido nuestros sentimientos más delicados y nos estamos destruyendo a causa del miedo y de la codicia.

Por cierto, para abolir la pobreza ustedes tienen que pensar como seres humanos, no como seres nacionales. Sólo puede existir la humanidad, no la cruel división de razas y el absurdo infantil del nacionalismo. ¿Por qué no es posible dar origen a un estado de cosas así, feliz, inteligente? ¿Quién lo impide? Cada uno de ustedes, porque piensa en términos de Chile, Inglaterra, India o algún otro país. Tal como las creencias dividen a la gente, así han dejado ustedes que las fronteras destruyan la unidad del hombre. Sobre cada uno de ustedes y no sobre una cosa indefinida llamada la masa, recae la responsabilidad de producir la unidad y felicidad humana.

Pregunta: Usted cree, aparentemente, que todos los sacerdotes son unos bribones. (Risas) En la iglesia católica hay muchos hombres grandes y santos, ¿A éstos también los llama explotadores?

Krishnamurti: A causa del temor, uno crea la autoridad, y el sometimiento a ella genera explotación. Mediante nuestros propios deseos y temores, hemos creado las religiones con sus dogmas, credos y todo su espectáculo y su pompa. Las religiones, como creencias organizadas con su interés establecido, no conducen al hombre hacia la realidad. Se han convertido en maquinarias de explotación. (Aplausos) Pero son ustedes los responsables de que existan. La mente debe liberarse de las ilusiones creadas por el temor, esas ilusiones que ahora parecen ser una realidad. Cuando la mente sea simple, directa, capaz de pensar con verdad, no creará explotadores.

Pregunta: Su enseñanza en lo que se relaciona con la familia, a mí me parece despiadada y fría. ¿Acaso no es la familia el resultado más natural del afecto entre los seres humanos? ¿Por qué, entonces, está usted contra ella?

Krishnamurti: ¿Qué es la familia hoy en día? Está basada en el espíritu posesivo, el cual destruye al amor. Donde hay sentido de posesión, la explotación es inevitable. Donde hay amor, no hay imposición ni afán de poseer. Pero si usted considera nuestra moralidad actual, verá que se basa en el mantenimiento de esta actitud posesiva con respecto a la vida. A causa de nuestros anhelos egoístas, estamos destruyendo el perfume y la belleza de la vida. Donde hay amor, la familia no se convierte en un núcleo de explotación.

Pregunta: Si uno vive libre de vicios tales como el uso del alcohol y el tabaco y sigue una estricta dieta vegetariana, ¿no puede esto ser un gran factor de ayuda para comprender sus enseñanzas?

Krishnamurti: Por favor, no es lo que usted introduce en su boca lo que le da comprensión. (Risas) Lo que le da comprensión es afrontar la vida de manera directa, simple y verdadera. Pero renunciando meramente a la carne, al alcohol o al tabaco, no va usted a comprender la realidad. Una gran cantidad de personas ha renunciado a estas cosas con la esperanza de alcanzar la felicidad. La plenitud de realización no se encuentra en la renuncia sino en la comprensión. La mente no puede ser una esclava del temor y de las ilusiones. Descubra primero los impedimentos, las limitaciones que mutilan a la mente y al corazón, y cuando se haya liberado de eso, entonces sabrá qué es una existencia inteligente y natural.

Pregunta: ¿Cómo puede ser posible el bienestar individual, hasta que no haya un movimiento de masas que desaloje del poder a los explotadores capitalistas? El movimiento de masas, por cierto, debe venir primero a fin de facilitar el camino a los de abajo, y sólo entonces habrá una oportunidad igual para todos.

Krishnamurti: Poner primero una cosa o la otra, el bienestar individual o la acción colectiva, debe finalmente obstaculizar la realización plena del hombre. La verdadera realización origina tanto el bienestar de la totalidad como el del individuo. ¿Qué es eso que llamamos la masa? Son ustedes. No puede haber una genuina acción colectiva, sin la comprensión individual. Un movimiento de masas semejante es, en realidad, el resultado de un claro pensar y actuar por parte de cada individuo. Si cada uno de ustedes se limita a decir que debe haber una acción colectiva, entonces tal acción jamás tendrá lugar, porque estarán eludiendo la responsabilidad individual que les corresponde en la acción. Cuando un hombre depende de la acción de la masa, él mismo está, de hecho, temeroso de actuar.

Si ha de haber un cambio radical, completo, usted, el individuo, debe darse cuenta de las limitaciones que ahora mutilan su mente y su corazón. Al liberarse cada uno de ustedes de esas esperanzas y ambiciones egoístas, ilusorias, de esas crueldades, habrá una cooperación inteligente y no esta compulsión y explotación humana.

Pregunta: Tengo una amiga que posee cualidades mediúmnicas. Cuando entra en trance, muchos grandes espíritus hablan por intermedio de ella, incluyendo a Napoleón; Platón y Jesús; y el consejo de ellos es de mucha ayuda en la vida espiritual. ¿Por qué no habla usted acerca del valor del espiritismo y la mediumnidad?

Krishnamurti: He estado hablando acerca de la autoridad y de la influencia destructiva que ejerce sobre la inteligencia, ya se trate de la autoridad de los vivos o la de los muertos. La autoridad, la compulsión, destruyen la realización humana, tanto si son ejercidas por la religión, por la sociedad o por los médium, ¿Qué hay detrás del deseo de ser guiados? Tenemos miedo de que, por nuestros propios actos, quedemos atrapados en el sufrimiento; por lo tanto, a fin de evitarlo ‑ en realidad, eso es no vivir ‑ decimos: “Debo seguir, debo ser guiado”. El movimiento de la verdad existe sólo cuando la mente ya no está atrapada en el temor con todas sus ilusiones, cuando ya no busca ser guiada. Esta unicidad de la mente no es exclusividad; surge a la existencia cuando hay discernimiento de lo falso.

Pregunta: Usted dice que las organizaciones espirituales son inútiles. ¿Es esto cierto para toda la gente, o sólo para aquellas personas que han ido más allá del nivel espiritual común de la humanidad?

Krishnamurti: Cuando usted piensa que lo que digo es aplicable sólo para unos cuantos, me convierte en un explotador. Piensa que otro necesita la falsedad, las ilusiones de la creencia organizada. Si ésta es falsa y no espiritual para usted, entonces es falsa y no espiritual para todos. No existe la estupidez relativa. A causa de que no deseamos pensar de manera directa y clara, nos tranquilizamos diciendo que la inteligencia es una cuestión de desarrollo gradual. Por ejemplo, la codicia; si uno reflexiona de verdad a fondo sobre ella, ve que en sí misma es un veneno. Pero si reflexionara de ese modo, ello implicará acción y sufrimiento; por lo tanto, dice que la libertad respecto de la codicia es progresiva, relativa, que ha de lograrse gradualmente. En otras palabras, uno no está en absoluto seguro de que la codicia sea un veneno. De igual modo, ustedes no están en absoluto seguros de que las religiones, las sectas son intrínsecamente estúpidas. Si una cosa es falsa, es falsa para todos, bajo todas las circunstancias.

Pregunta: Si la idea de la inmortalidad individual es falsa, ¿cuál es el propósito de la existencia individual?

Krishnamurti: Para comprender este problema de la inmortalidad individual, uno debe abordarlo sin ningún prejuicio. El anhelo mismo de inmortalidad impide su comprensión profunda. Para comprender esto a fondo, la mente debe tener el poder del discernimiento completo, no optar a base de identificación. Nuestros anhelos son tan fuertes, los impulsos egoístas autoprotectores tan vitales, que nuestro mismo deseo nos enceguece. Donde hay anhelo no puede haber discernimiento. La verdadera cultura es la acción por su propia belleza, sin la búsqueda de una recompensa.

Cuando usted dice “yo”, ¿qué entiende por ese “yo”? Entiende la forma, el nombre, ciertos deseos insatisfechos, ciertas cualidades, ciertas reacciones defensivas a las que llama virtud; todas estas cosas componen esa conciencia limitada que llamamos el “yo”. La mente se ha encerrado dentro de los muchos muros de ilusión que la limitan y de las numerosas capas de recuerdos que causan frustración. Lo que usted trata de hacer es inmortalizar esta frustración quo es el “yo”. Para la ilusión no puede haber inmortalidad. La vida es eterna, está deviniendo siempre. Para discernir esto en profundidad, la mente debe librarse de todos los impedimentos que generan frustración. Al estar plenamente atenta, despierta, todos los deseos, los temores ocultos y secretos, las búsquedas, todo penetra en la conciencia; sólo entonces hay verdadera libertad respecto de estas cosas. Entonces existe la realidad.

Pregunta: Tengo una hija que antes era muy estudiosa y amaba su música, pero ahora no hace otra cosa que leer los libros de usted. ¿Qué le aconseja a su madre que haga? (Risas)

Krishnamurti: Me pregunto por qué su bija ha abandonado la música. Puede ser porque ha descubierto que ésta no era su vocación profunda y está tratando de encontrar su verdadera expresión. Pero si ella meramente lee lo que he dicho, sin acompañarlo con la plenitud de la acción, entonces mis palabras se convertirán en un obstáculo.
A menudo pensamos que vivir conforme a cierta idea despertará la inteligencia. Lo que realmente despierta la inteligencia es la acción exenta del temor de no ajustamos a un patrón o a un ideal. Esto exige gran percepción alerta y flexibilidad de la mente.

Pregunta: ¿Ha llegado usted a ser lo que es en esta vida, a través de una serie de vidas pasadas?

Krishnamurti: Usted me está preguntando si uno puede comprender a Dios, la verdad, la vida, mediante la acumulación de experiencias.

La experiencia sólo nos ha enseñado a ser astutamente autoprotectores, a crear defensas contra el movimiento de la vida. En este encierro se refugia la mente, precaviéndose cada vez más contra el devenir continuo de la existencia. Estas barreras defensivas dividen el movimiento de la vida en pasado, presente y futuro. Es esta división la que destruye el carácter continuo de la vida como una totalidad. De esto surge el temor, el cual se disimula mediante las ilusiones, las esperanzas. Mientras la mente-corazón esté presa en esta división, no puede haber comprensión de la verdad; porque entonces la experiencia se vuelve nada más que una fuente de conflicto y dolor, mientras que debería acabar con estas barreras autoprotectoras y así liberar a la mente y al corazón para el movimiento de la vida.

Santiago, Tercera plática, 8 de septiembre 1935

Pláticas en Chile, 1935

2 comentários:

Anônimo disse...

que sabias palabras la de Krishnamurti, considero como él lo menciona que hay que ir a la acción de lo contrario las palabras se convierte en un obstaculo para nuestra vida.
Hay que pensar que somos la humanidad y no seres individuales diferentes de los demas.

J.C.C.B. disse...

Excelente aporte amigo! Muchas gracias!